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domingo, 24 de enero de 2010

Vas a ganar esta batalla

Porque no te mereces ésto. Desde que lo he sabido, me rebelo de día y de noche contra la naturaleza, contra el destino, contra lo que diantre sea que comemos y bebemos y que nos va minando por dentro. Mañana empiezas a luchar contra lo que amenaza tu tranquilidad y tu salud y estoy convencida de que todo irá bien. Es que no puede ir de ninguna otra manera. Me niego a pensarlo, me niego a verte rendida, me niego a que tengas que seguir llorando la impotencia de lo que te ha venido sin buscarlo ni merecerlo. Tu hermano lo ha definido muy bien: podía ser malo o muy malo y se ha quedado en malo y eso es lo que nos ha iluminado a todos. Esa luz que es toda la esperanza y la certeza de que dentro de unos meses recordarás ésto como algo terrible, sí, pero lejano.

Sabes que nos tienes a todos a tu lado. Sabes que me tienes. Siempre. Si hace falta yo sonreiré por las dos cuando no te queden ganas. Yo te llamaré para contarte las bobadas más enormes que se me ocurran para que olvides durante unos segundos el tratamiento y sus consecuencias. Y si hace falta, te sostendré, te consolaré, te abrazaré por fríos y duros que vengan los días. Quizá no sean mis abrazos los que más necesites (y además ya conoces lo pesadiiiiiisima que me pongo con ellos) pero aquí los tendrás para tí. Además vamos a estar esperando esa comida de celebración en cuanto te digan aquello de "vuelva usted en seis meses". Ya sabes que el Tomi gana todas las apuestas. Y nos encanta Casa Hortensia.

lunes, 31 de agosto de 2009

Un regreso atípico

Esta mañana hemos vuelto de nuestras vacaciones en Almenara. Quince días de sol, vagancia, algunas visitas culturales (lo del teatro romano de Sagunto y su reforma me lo reservo para un post a todo color, porque es de traca) y coche hasta para ir a comprar el pan. Hemos tomado el sol y nos hemos bañado muchísimo, que las temperaturas acompañaban. Y aunque nuestra búsqueda de chiringuitos con tapas ricas ha sido poco fructífera, al menos la horchata estaba deliciosa.
Pero ayer, el volver de la playa, tenía un mensaje en nuestro móvil y otro en el de mi hijo. Mi amiga Mila me decía que la llamase, que no era urgente, pero que me tenía que decir una cosa. Y me eché a temblar. Generalmente este tipo de mensajes no traen ninguna buena noticia. Así fué. Mila me dijo que la madre de nuestra amiga Alicia había muerto de forma repentina e inesperada esa misma mañana. Hoy, en el tanatorio, hemos sabido que ha sido un infarto fulminante. Se me cayó el mundo a los pies, tanto por mi amiga como por los recuerdos que se me agolpaban detrás de los ojos. Otra vez en verano. Otra vez. Conocía a la madre de Alicia de siempre, desde el cole, y aunque en los ultimos tiempos apenas la había visto, a veces había hablado por teléfono con ella. Siempre vital, enérgica, llena de optimismo y fuerza, cariñosa, diferente, y sobre todo auténtica, interviniendo en montones de asociaciones vecinales y movimientos sociales de Getafe. Y ahora, encantada con sus nietos, viviendo una nueva vida a través de ellos.
Esta tarde hemos estado a acompañarla. A Alicia y a sus hermanas, María José y Ana. Allí estábamos los amigos de siempre, tratando de tragarnos la pena porque Alicia quiere ser fuerte y no llorar ni hundirse. Tratando, especialmente Mila, Dana y yo, de que no nos viese las pocas lágrimas que podíamos dejar caer sin que nos regañase. "Si lloras tú, lloro yo y no quiero". Sabemos que Alicia es fuerte, que tira para delante con lo que haya, pero por desgracia éste es un golpe que nos deja tambaleándonos durante mucho tiempo. Por experiencia sé que lo peor está por llegar, cuando la ausencia sea tan tangible que se convierta en un vacío insoportable. Pero también sé que el tiempo, aunque no cure las heridas, las va cubriendo de una capa de recuerdos que las hace más soportables. Vamos a estar con ella en cada paso que de, para que no tropiece del todo, para no dejarla caer. Porque somos sus amigos y la queremos. Siempre.

domingo, 10 de mayo de 2009

Puesta a punto

Acabo de mirar por la ventana y el cielo viene más negro que el sobaco de un grillo. Menos mal que no tengo planes de moverme de casa porque odio mojarme de forma visceral. Además me acabo de volver a machacar el brazo derecho jugando al tenis en la Wii. Esto me pasa por intentar imitar el revés liftado de Nadal y principalmente porque mi estado de forma física deja mucho que desear. Mañana agujetosa perdida, eso ya me lo se. Ayer, cuando escuchaba a mis atléticos amigos acerca de la posibilidad de apuntarse a una carrera de montaña de esas que dan susto
(http://penalara.org/carreras/tresrefugios/recorrido/), casi que me dolía hasta el paladar. Unos masocas, eso es lo que son. Pero mira, si se lo pasan bien....

Con lo que me cuesta a mí arrancar y ponerme a hacer algo, qué envidia. Actividad mental a velocidad de fórmula 1, pero a mi cuerpo le cuesta un triunfo ponerse en marcha. Lo mío es el apoyo moral y escuchar detenidamente lo que cuentan. Mi hermana y mi cuñado han sido atletas de élite y no se me ha pegado nada excepto mi afición desmedida al atletismo.... como espectadora, claro. También ayer otra de mis amigas contaba que ahora hacía spinning, yoga y pesas para fortalecer bracetes. Que me estoy quedando desfasada, demonios. Habrá que ponerse a hacer algo espectacular, por lo menos para contarlo y tener tema de conversación. Y para salir en las fotos luciendo tan mona como ellos o por lo menos para salir, que creo que en los últimos dos años estoy en unas diez, echando por lo alto. Huyo de ellas como de la peste usando el viejo truco de "ya las hago yo". Táctica infalible, juas, juas.

Tengo que reciclarme, eso está claro. Voy a pedirle a mi amigo Luis que grabe sus salidas en bici y me las pase, así me las pongo en la tele y le doy a los pedales en la estática. Vale que queda poco épico, pero esas machadas se las dejo a él, que prospera a pasos agigantados y dentro de nada le veremos cruzar Nueva Zelanda con sus calas nuevas y el ánimo de un conquistador español en el imperio azteca. Que él lo vale. O ponerme al día en temas de ordenadores, televisiones de última generación, inglés, cursos variados o electrónica en general. Por lo menos para no quedarme más atrás, que me da rabia tener tan poquitas cosas que contar.

jueves, 19 de febrero de 2009

El club de los corazones alterados

Tengo un buen amigo que anda un poco cabizbajo estos días, aunque no se si cabizbajo es la palabra adecuada. Temas del corazón que la razón no entiende. Se pelea contra lo que siente, contra sus recuerdos y contra la posibilidad de volver a sufrir, pero al mismo tiempo es como si le atrajese un imán. "Es tan terriblemente guapa...", dice. "Y si no tuviese una sonrisa tan bonita...", prosigue. Hay quién podría decir que son argumentos sin sustancia, que se queda en la superficie. Pero le entiendo perfectamente. Su belleza le desarma, aunque sabe de sobra que retomar una relación con ella sólo le traería complicaciones y dolores de cabeza.



Ella le ha dado esperanzas un día y se las ha arrancado otro, han quedado alguna noche y luego se ha ido de forma repentina, coinciden en cenas y tienen amigos comunes, son como el agua y el aceite. Pero él no puede sustraerse a su encanto y eso provoca que pase de la euforia más absoluta al pozo de la desesperanza. No sabe qué hacer, qué pensar, cómo encararlo. Mira que llegamos a complicarnos la vida.

Me gustaría tanto poder ser más útil... Poder ser capaz de decirle las palabras justas, al menos las que él quiere o necesita escuchar. Poder tener la capacidad de consolar, de escuchar mejor, de saber entender en qué parte se ha perdido para traerle de vuelta. Pero es extraño, me encuentro limitada, quizá porque sólo soy capaz de ver desde su perspectiva y no hay objetividad en mi juicio.

Sólo espero que estos días oscuros dejen paso al sol rapidamente. Mi amigo se merece ser feliz, se merece alegrarse de que haya días nuevos y noches de luces brillantes.