lunes, 23 de febrero de 2009

El nuevo despertar de los hippies

El viernes pasado mi dulce y preciosa gordita tuvo su fiesta de Carnaval en el cole. Ya va cogiendo manía a lo de que la llame gordita, vamos, hombre, que ya tiene diez añazos y es toda una señorita que en cuanto te coje la cámara de fotos te vacía la memoria. Venga autorretratos en diferentes posturas, gestos y morretes. Ni Rembandt tiene tantos autorretratos.

La fiesta del cole iba dedicada a la línea del tiempo y era realmente divertida: los peques de tres años de trogloditas, los de cuatro de romanos, los de primero de árabes.... y así hasta los astronautas y los de Futurama, que casi ni se podían mover por lo aparatoso del disfraz. Hicieron un desfile y luego cada ciclo tenía un baile para encandilar a los babeantes papis y mamis que estábamos presentes. Había un despliegue de medios audiovisuales que no lo tiene ni la Preysler cuando sale de fiesta. Jamás había visto tanta cámara junta, impresionante.

Los de quinto, el ciclo de mi niña bonita, iban de hippies. Se habían tenido que currar un trabajo previo encargado por su profe Fermín para enterarse de qué iba el movimiento hippie y qué era lo que pensaban y hacían, en el que había que incluir una entrevista con algún familiar que hubiese vivido la época. Asi que mi gordi aprovechó que vinieron Mariví y Manolo a comer para proceder a preguntar.... y a probarse, que mi tía vino con la máquina de coser y un bolsón de retales con los que consiguió un disfraz de lo más auténtico y personalizado. Eso, sumado al pelucón rubio y un pañuelo pirata con floripondios en la parte de atrás completó el look. Estaba de dulce, más bonita que un San Luis.

Era la primera vez que hacía un vídeo con mi cámara de fotos, pero no ha quedado demasiado mal. Mi comentario a mitad del baile de "mira los moros, tambien bailan" no debe ser interpretado como xenófobo, queridos malpensados, es que la clase de la invasión árabe bailaba siguiendo el ritmo de nuestros niños. Y, por supuesto, los gritos finales de "¡Qué bueno!", son míos. Evidentemente. El más alto de marrón es el profe, que iba genial, y dos puestos a su derecha según se mira, está mi niña guapa. La de falda estampada y la peluca rubia.

¡Eso es bailar y lo demás tonterías!

domingo, 22 de febrero de 2009

Revolviendo armarios, recolocando recuerdos.


Desde el viernes me encuentro en fase animada e hiperactiva, como si me hubiese tomado un camión de Red Bull o me lo hubiese inyectado directamente en vena. Esta mañana he decidido que iba a poner cierto orden en el armario de las cintas de VHS para poder camuflar dentro el video de una buena vez, que no hace más que coger polvo, el pobre. Incunables he sacado de dentro, qué barbaridad. He llenado tres bolsas de basura con cintas originales que ya ni se veían, cintas recicladas y regrabadas una y otra vez, pelis de mis hijos con más años que ellos y algunas que si me lo pienso bien, podría vender en EBay como antigüedades. Esas Tortugas Ninja, impagables. Una peli de los Transformers en dibus cuando aún estaban traducidas con acento sudamericano y que creo que era de mi primo David, muchachote estupendo que ya ronda la treintena. La trilogía de la Guerra de las Galaxias grabada de Telecinco cuando la cadena principiaba, tenía un floripondio en el 5 y estaba llena de Mamás Chichos por todas partes. Buf, qué dentera....


También he aprovechado para recolocar mi cada vez más poblado rincón del "Mundo Mundial" que está lleno de todas esas maravillas y recuerdos que Mariví y Manolo nos traen cada vez que se van de viaje a lejanas y procelosas tierras. Un moai de la Isla de Pascua, un guerrero de Xian, un dios azteca de piedra, una vasija con arena decorada de Petra, un soldado hecho en plomo de Turquía.... Los tengo juntos para que se cuenten sus cosas y no se sientan extraños en tierra extraña. Incluso coloco a los pies del moai el trocito de basalto del suelo de la Isla de Pascua que venía con él para que no tenga morriña de su tierra. También he estado cambiando de sitio los cuadros y las fotos para que el conjunto tuviese cierta simetría, al menos a mis ojos. Mi sentido del equilibrio ornamental no suele coincidir con el del resto de mortales, pero a mí me gusta como ha quedado.


Y claro, como no podía ser de otro modo, como cada vez que me pongo a una tarea de este tipo necesito una banda sonora que me motive. Animada, con ritmo, alegre o directamente heavy, que eso sí que me pone las pilas. Desde Sexy Back de Justin Timberlake http://www.youtube.com/watch?v=iAT5ypTjKOI

al Blind in Texas de los Wasp, que mi amig0 Julio siempre llamó los Guá.



Al final me he tenido que dar una ducha ardiendo para que se me pasasen las ínfulas arregladoras y ahora, ya con el pijamita, ando bastante relajada. A ver cómo me levanto mañana.

jueves, 19 de febrero de 2009

El club de los corazones alterados

Tengo un buen amigo que anda un poco cabizbajo estos días, aunque no se si cabizbajo es la palabra adecuada. Temas del corazón que la razón no entiende. Se pelea contra lo que siente, contra sus recuerdos y contra la posibilidad de volver a sufrir, pero al mismo tiempo es como si le atrajese un imán. "Es tan terriblemente guapa...", dice. "Y si no tuviese una sonrisa tan bonita...", prosigue. Hay quién podría decir que son argumentos sin sustancia, que se queda en la superficie. Pero le entiendo perfectamente. Su belleza le desarma, aunque sabe de sobra que retomar una relación con ella sólo le traería complicaciones y dolores de cabeza.



Ella le ha dado esperanzas un día y se las ha arrancado otro, han quedado alguna noche y luego se ha ido de forma repentina, coinciden en cenas y tienen amigos comunes, son como el agua y el aceite. Pero él no puede sustraerse a su encanto y eso provoca que pase de la euforia más absoluta al pozo de la desesperanza. No sabe qué hacer, qué pensar, cómo encararlo. Mira que llegamos a complicarnos la vida.

Me gustaría tanto poder ser más útil... Poder ser capaz de decirle las palabras justas, al menos las que él quiere o necesita escuchar. Poder tener la capacidad de consolar, de escuchar mejor, de saber entender en qué parte se ha perdido para traerle de vuelta. Pero es extraño, me encuentro limitada, quizá porque sólo soy capaz de ver desde su perspectiva y no hay objetividad en mi juicio.

Sólo espero que estos días oscuros dejen paso al sol rapidamente. Mi amigo se merece ser feliz, se merece alegrarse de que haya días nuevos y noches de luces brillantes.