domingo, 19 de julio de 2009

Contador, Contador, Contadooooooor!!!!



Todos los que me conocen lo saben y para el que no lo sepa lo declaro a grandes voces: soy Pericoadicta y Delgadomaniaca. Creo que algunas de mis jornadas de verano más gloriosas me las ha dado este ciclista, que conseguía que me olvidase de todo y me mantenía pegada a la tele o a la radio (hasta que empezaba la retransmisión) completamente autista al resto del mundo y de lo que me rodeaba. Sólo me faltaba subir a Navacerrada y empujarle la bici. Cómo disfrutaba, sufría y gritaba cual posesa. Le he tenido siempre un gran cariño, porque además me parece un tipo estupendo y buena gente y aún conservo mi carpeta de la facultad, forrada toda enterita con fotos suyas. Y que conste en acta que lo mío no era pasión desenfrenada de Pedro como hombre, sino que me provocaba una ternura especial, me caía tan simpático que siempre he creido que habría sido un amigo estupendo.

Contagié a mi madre y a mi hermana de la fiebre. En mi madre, la enfermedad llegó al punto de que, si no ganaba Perico, perdía interés en la etapa en cuestión. Lo resumía diciendo que "hoy han entrado a mogollón" (sprint masivo) o "ha ganado un extranjero que se llama raro". Mi hermana trataba de suplir estas carencias y, los días que yo tenía exámenes o clase en la facultad los días de Vuelta o Tour, me escribía crónicas maravillosas en varios folios que me dejaba sobre la mesa, para que no se me escapese ni un detalle. Aún las guardo también, como oro en paño.

De Pedro siempre se ha dicho (hasta él lo ha contado) que se le ha querido más por sus desdichas que por sus victorias y hay un mucho de verdad en ello. Fué el primero en dejar las calles desiertas después de comer para verle demarrar espectacularmente en las etapas de montaña, pero también ha tenido una mala suerte de lo más negra. Todavía le recuerdo llorando como un niño en el Tour del 87 al retirarse tras la repentina muerte de su madre. O aquel prólogo en Luxemburgo en que salió tarde (malditos 2 minutos y 40 segundos) por un despiste y un gendarme muy celoso de su deber. O el Tour del 90 cuando una enfermedad intestinal le apartó de toda opción al triunfo (y a pesar de ello quedó 4º).

Que la gente le quería, y le quiere, muchísimo, se vió perfectamente en la Vuelta del 92 cuando todo el equipo del Seguros Amaya se empeñó en pegarse a él, aunque se parase, dejando vía libre a Tony Rominger para ganar. Al jefe de filas del Seguros Amaya, Montoya, que se pegaba a Pedro como una lapa en lugar de defender su maillot amarillo, que terminó perdiendo por cenutrio, cretino y capullo, se le cogió tal tirria, a pesar de ser español, que se le silbaba, se le insultaba y hasta se pedía su quema en la plaza pública más cercana. Por no hablar de los que, directamente, querían lapidarle en directo cuando pasasen por Segovia, que tuvo que salir el propio Pedro en todos los medios de comunicación pidiendo tranquilidad y espíritu deportivo. El pobre Montoya aguantó sólo una temporada más como profesional y se hundió en equipos de segunda fila. Claro que la culpa la tuvo su director, que tenía menos luces que las bicicletas de sus pupilos. Y cualquiera que vea el Tour en la tele, o la Vuelta, puede ver como el nombre de Perico aparece en muchas ocasiones pintado en la carretera, en las subidas a los puertos.

Echaba tanto de menos esos demarrajes de Pedro.... Esa forma de dejarse caer un poquito hacia atrás y de pronto soltar un hachazo seco y salir zumbando cuesta arriba mientras los demás le miraban ojipláticos. El tristemente desaparecido "Chava" Jiménez tenía un estilo similar al demarrar, pero desde entonces nada de nada. Hasta que apareció Contador, renacido de una enfermedad cerebral que casi le cuesta la vida, y me devolvió la alegría y la emoción por el ciclismo, que andaba algo de capa caida desde las victorias de Indurain (que las disfruté mucho, sí, pero le faltaba el carisma y la alegría innatas de Pedro).

Y hoy he vuelto a disfrutar como una vaca loca. Primero por ese ataque de Contador a casi 6 kilómetros de la meta, dejando al pringao rechulo y prepotente de Amstrong resoplando como una ballena varada. Esa forma de subir, de pié sobre la bici, con una cadencia espectacular, aumentando cada vez más su ventaja sobre un Amstrong al que le crecían los enanos y le atacaban por todos lados. Y va el muy g¿*li**""as y manda tirar a un compañero de equipo. Venga hombre. Que llevas a un compañero escapado, subnormaaaaaaal. Así te de una pájara que pierdas media hora, imbécil.



Allí estaba yo delante de la tele, casi de rodillas, dando alaridos, ¡¡¡vamos, vamos, vamos, dale caña, venga bonito, sigue, sigue, que ya va casi un minuto, venga, venga, venga!!!. Escuchaba a Pedro en la tele, emocionado y exultante y casi me parecía recordarme y recordarle en las tardes gloriosas de sus victorias. El fantasma de Amstrong ha perdido 1 minuto y 35 segundos con respecto a Contador y dando gracias a que el puerto no era demasiado largo, porque ha llegado boqueando y derrotado. Anda y que te vayan dando, panoli. Tontolasnarices. Membrillo. Que te pisas la sábana, so fantasmón. Mafioso. Capullo. Cretino.

Qué bien me lo he pasado, de verdad. Aún queda una semana de Tour y pueden pasar muchas cosas, especialmente en la contrarreloj del jueves y la etapa del Mont Ventoux del sábado. Pero yo confío en Contador. Ya ganó una vez, es listo, sabe colocarse bien en carrera y no se fía ni de su padre porque es consciente de que tiene el enemigo en casa. Espero que al chulo del americano no se le ocurra ninguna gracieta, porque si lo hace y le da por venir a España para algo, lo de Montoya va a ser una tira cómica. Además, en Toledo nos queda un museo muy chulo con instrumentos de tortura de la Inquisición para enseñarle personalmente historia, que de eso los americanos no tienen y les llama mucho la atención. Pasa, pasa, Lance, que eso no pincha tanto, tontorron....

domingo, 5 de julio de 2009

Operación bronceado

Con este calor por las tardes sólo puedes hacer dos cosas: chincharte y sufrir o bajarte a la piscina y sufrir bastante menos. Debe haber como un microclima ahí abajo, porque es llegar a la hierbita y la temperatura parece que desciende un poco. Asi que procedo a llenar mi bolsa hippie con la crema protectora, un libro, una botella de agua y el peine, me planto el bañador, el vestidillo playero y las gafas de sol, agarro la toalla king size (me molesta mucho dejar los piés fuera de ella, manías que tengo) y hala, a despanzurrarme al solete.

Pero como cuando llego tengo un calor más que regular, lo primero es el baño. Y hacer algo por el cuerpo serrano, asi que procedo a hacerme unos largos nadando como una posesa hasta que me canso lo suficiente y estoy a punto de echar los bofes por los belfos, que diría mi querida Mariví. Y a la toalla. Esos primeros minutos son impagables. Estás empapada, fresquita, con la respiración alterada y tumbada boca abajo mientras el sol te va secando. Es genial. Una gozada de verdad.

Entonces comienza la fase del moreneo propiamente dicho, con el que tengo que llevar especial cuidado porque tiendo a abrasarme con bastante facilidad. Los años me han ido dando experiencia y ahora ya no me quemo, pero me ando con mucho ojo, me repongo la crema, me mojo de cuando en cuando y cuando ya me pica, me traslado a la sombra. En estos últimos cuatro días he ido adquiriendo un colorcillo realmente saludable. Ya no parezco Vlad Tepes. Y aunque no soy partidaria de decir nada demasiado halagador sobre mí misma, reconozco que el tono me favorece y me hace mejor cara.

Voy a seguir insistiendo, así cuando llegue a la playa estaré con un bronceado estupendo. Para que me dure muuuuucho....

jueves, 2 de julio de 2009

Un pastelazo para estos días de calor.....

Me he tirado buena parte de la mañana escuchando CD's de esos que hace la tira que no escuchas, por aquello de a ver si me daban ganas de hacer cosas. He seguido aplastada por el calor, pero a cambio he encontrado el Chiringuito Mix 1. Qué alegrón para mi body. Y en él, esta canción taaaan romántica y taaaan tiernita, aunque al Castro a veces se le vaya la olla y pegue unos alaridos espectaculares. Ains... el principio del verano me tiene medio lelita...

miércoles, 1 de julio de 2009

La villa de Materno (Carranque - Toledo)




Parece mentira que, a pesar de tenerlo tan cerca, no hubiese pisado el Parque Arqueológico de Carranque hasta el sábado pasado. Todo el mundo me hablaba maravillas de sus mosaicos, de las ruinas, de la excelente labor que se está llevando a cabo es aquel lugar para sacarlo a la luz. Y por fín he podido verlo con mis propios ojos y quedarme literalmente boquiabierta.


Para llegar, el camino es realmente fácil. Basta con ir por la carretera de Toledo (A 42) y cojer el desvío a Griñón. Al poco de pasar este pueblo, que se deja a la derecha, encontramos la indicación del desvío a Carranque a la izquierda, en una rotonda. Desde ese momento las indicaciones de "Parque Arqueológico" se van sucediendo y es fácil seguirlas, aunque había unas obras que obligaban a un desvío provisional. Nada importante, sin embargo. Hay que salir del pueblo y a unos cinco kilómetros encontramos el parking del Parque, un lugar bien preparado, con sitio para coches y autocares (van muchas excursiones de colegios e institutos) y árboles ya crecidos.

Este parking está en alto, situado en una ladera que desciende hasta el río Guadarrama, muy próximo al Yacimiento. Los romanos sabían muy bien dónde colocarse y el agua era una necesidad primordial. Para cruzar el río se ha construido un puente de aspecto moderno y bastante ancho, aunque ningún coche puede atravesarlo como medio de preservación del entorno. Una vez cruzado, el caminito lleva hasta el Centro de Interpretación, dónde se paga la entrada y se accede a la exposición, a la sala de audiovisuales, la tienda, los servicios, la cafetería y la salida al yacimiento.


Pagamos 4 euros por persona, excepto mi gordita rellena que por ser menor de 11 años tenía entrada gratuita (también jubilados y desempleados gozan de este privilegio). Hay una entrada reducida de 2 euros para los propietarios de Carnet Joven, Carnet de Estudiante o grupos de más de 15 personas. El horario de visitas es de 10 a 21 horas del 15 de Abril al 15 de Septiembre y de 10 a 18 desde el 16 de Septiembre al 14 de Abril.

La señorita del mostrador era un dechado de amabilidad y simpatía. Nos facilitó unos folletos y un pequeño planito de la zona y nos aconsejó que, viendo la que estaba cayendo de calor, fuésemos primero al edificio más alejado (la Villa de Materno) e ir volviendo hasta la Basílica, el más cercano al Centro, para terminar viendo la exposición y un audiovisual de

10 minutos acerca del Yacimiento, más que nada porque allí el aire acondicionado estaba funcionando a toda potencia y sería una buena recuperación después del calor insoportable. Y eso hicimos, empapándonos de toda la información que nos habían dado y siguiendo los carteles informativos que eran muchos y muy didácticos.




EL YACIMIENTO

Fué en 1983 cuando un vecino de la zona, paseando, halló por casualidad las ruinas de lo que hoy conocemos como Villa de Materno. Desde las primeras excavaciones se pudo constatar que nos hallábamos ante un descubrimiento único, porque hasta la fecha había pocas y escasas manifestaciones acerca de la importancia que la Hispania Romana tenía en la época más tardía de Imperio.


Lo primero que se encontró fué un mosaico, pero los trabajos fueron extrayendo un conjunto de edificios que en la época, finales del siglo IV, debía ser absolutamente extraordinario. Hasta el momento los edificios excavados son tres:

- LA BASÍLICA.- Es el más rico de los tres descubiertos. Tenía una decoración suntuosa, extremadamente rica en cuanto a materiales y también respecto a la decoración. Los expertos dicen que nos encontramos ante el edificio paleocristiano de planta basilical más antiguo que se conoce. Estaba construida en piedra caliza alternando con líneas de ladrillo a la que se accedía mediante un pórtico al descubierto. Los restos se hallaban cubiertos de una capa de restos de aluvión de más de un metro de espesor, lo que dificultó en gran manera su excavación.


La Basílica estaba compuesta de cuatro partes diferenciadas: un cuerpo alargado o "exonartex", que posiblemente haría las funciones de vestíbulo de entrada y que se encontraba en la entrada principal del edificio. Un gran corredor porticado en su parte central, que originalmente estaría descubierto, con dos pasillos alargados a ambos lados en cuya parte superior se cubrían con un techo de dos aguas, y a ambos lados dos hileras de 12 columnas de mármol de 3,20 metros de altas y cuyos restos aún se conservan expuestos. La planta central tenía un cuerpo en cuya fachada aparecía un gran frontón sujetado por cuatro columnas. Tenía planta de cruz griega (los cuatro brazos iguales) y estaba cubierto por una bóveda decorada con mosaicos. El cuarto elemento era un cuerpo cuadrangular adosado, que se construyó posteriormente y que tenía un patio interior descubierto. Posteriormente a este edificio se le hicieron remodelaciones en las etapas visigoda, árabe y medieval que terminaron por destruir sus funciones originales, aparte de reutilizar los materiales de construcción para otras obras. De hecho, en una de las columnas que se han erigido de nuevo puede verse una inscripción en árabe, algo difícil de localizar si no es siguiendo las indicaciones de los carteles informativos.

Aún se conserva de pié uno de los muros de la cabecera, lo que permite dar a los expertos una visión aproximada del conjunto y confirma el carácter unitario del conjunto y la excepcionalidad del enclave. En esta zona hay una profusión de enterramientos, tanto de la época romana como de siglos posteriores lo que permite calibrar su importancia como centro de culto.


- EL NINFEO.- Es quizá el edificio de más difícil catalogación de los que encontramos en el Parque Arqueológico. Se trata de un pequeño templo de planta cuadrangular, construido sobre un podio y con cabecera semicircular. Al parecer se trataba de una cisterna de agua muy ornamentada o una fuente, aunque también se ha llegado a hablar de un templete dedicado a las ninfas o un pequeño mausoleo familiar.

- LA VILLA DE MATERNO.- Famosa y única por los mosaicos que la adornan, en maravilloso estado de conservación, tiene como curiosidad que el nombre del propietario, Materno, aparece en uno de ellos. Se trataba de un edificio construido en piedra y ladrillo, de unos mil metros cuadrados, cuyas habitaciones estaban dispuestas alrededor de un patio central, cuyos suelos están en su mayoría adornados con mosaicos.


Era una casa dotada con todas las comodidades: agua caliente, calefacción bajo el suelo mediante aire caliente, salas, comedores... El magnífico estado en que se encuentran los mosaicos y su temática los convierten en un conjunto arqueológico de primer orden. Hay que destacar algunos de estos mosaicos por su originalidad: en la parte principal de la casa aparecen temas amatorios como el Rapto de Hylas o La Muerte de Píramo y Tisbe, historias de la mitología romana que ensalzan el amor incluso más allá de la muerte. También el mito de la muerte de Adonis aparece en una de las habitaciones. Pero quizá el más hermoso y excepcional sea el mosaico con el busto de Océano, dios de las aguas, que aparece en una fuente casi en el centro de la casa.

Frente a la entrada principal aparece otro mosaico circular, del que se piensa que recibía luz natural por un lucernario habilitado en el techo para esa misión. Todo este enclave se halla cubierto por una estructura metálica que puede parecer un almacén, pero que es lo mejor para la conservación de los mosaicos. Eso sí, toda la parte superior de las paredes está abierta, sólo cuenta con mallas metálicas, por lo que el aire fluye constantemente. La chica de recepción dice que ellos la conocen como "la fresquera" y es cierto: a pesar de la chicharrera, dentro la temperatura bajaba de forma notable.




EL CENTRO DE INTERPRETACIÓN

Lo que sí ha quedado claro para los expertos, es que el dueño de la casa, Materno, debía ser un personaje de gran peso político y social en esa etapa del Imperio. Lo demuestran no sólo la riqueza de los edificios, sino que entre los objetos encontrados aparece una pata de mesa de pórfido rojo (una piedra rara y realmente cara), material que se traía de Egipto sólo para la nobleza o la familia imperial. Incluso se ha barajado la posibilidad de que fuese familiar del emperador Teodosio. En el Centro de Interpretación podemos ver piezas impactantes, desde hebillas hasta trozos de la decoración de los edificios, cerámica, utensilios domésticos, pedazos de frisos... Y unas fantásticas reproducciones de los edificios tan como debieron ser en el momento de su esplendor. También una maqueta a escala de la Villa de Materno tal y como está ahora.


Bajo cada una de las vitrinas había pequeños expositores donde encontrabas folletos muy interesantes acerca del yacimiento y de las costumbres romanas: su calendario, el modo de vida, el aseo personal, las creencias... Me traje todos, uno de cada, porque me parecieron interesantísimos. Luego nos pasaron a la sala de audiovisuales (qué fresquito, por favor) y nos pusieron el pequeño documental acerca de los edificios encontrados. Todo muy revelador. Después mi gordita me sacó una pulserita en forma de moneda romana (un souvenir, decía que quería) y decidimos volver al coche.

Esta es una visita muy recomendable y sobre todo muy interesante tanto para los que vivís cerca como los que venís de visita. Saldreis con la sensación de haber estado en un sitio único, un lugar anclado a la historia y al tiempo que se nos muestra con un esplendor especial, a pesar del lógico deterioro. Aún se sigue excavando (se ven zonas señalizadas en varios lugares) y es muy probable que se encuentren más pruebas de la importancia del lugar. Entonces volveré, sin duda. Y, como esta vez, merecerá la pena. Eso sí, mejor en otoño.... o primavera.