domingo, 24 de enero de 2010

Vas a ganar esta batalla

Porque no te mereces ésto. Desde que lo he sabido, me rebelo de día y de noche contra la naturaleza, contra el destino, contra lo que diantre sea que comemos y bebemos y que nos va minando por dentro. Mañana empiezas a luchar contra lo que amenaza tu tranquilidad y tu salud y estoy convencida de que todo irá bien. Es que no puede ir de ninguna otra manera. Me niego a pensarlo, me niego a verte rendida, me niego a que tengas que seguir llorando la impotencia de lo que te ha venido sin buscarlo ni merecerlo. Tu hermano lo ha definido muy bien: podía ser malo o muy malo y se ha quedado en malo y eso es lo que nos ha iluminado a todos. Esa luz que es toda la esperanza y la certeza de que dentro de unos meses recordarás ésto como algo terrible, sí, pero lejano.

Sabes que nos tienes a todos a tu lado. Sabes que me tienes. Siempre. Si hace falta yo sonreiré por las dos cuando no te queden ganas. Yo te llamaré para contarte las bobadas más enormes que se me ocurran para que olvides durante unos segundos el tratamiento y sus consecuencias. Y si hace falta, te sostendré, te consolaré, te abrazaré por fríos y duros que vengan los días. Quizá no sean mis abrazos los que más necesites (y además ya conoces lo pesadiiiiiisima que me pongo con ellos) pero aquí los tendrás para tí. Además vamos a estar esperando esa comida de celebración en cuanto te digan aquello de "vuelva usted en seis meses". Ya sabes que el Tomi gana todas las apuestas. Y nos encanta Casa Hortensia.

viernes, 22 de enero de 2010

Mi linda princesa

El otro día, recopilando fotos del último año para borrar las hipercutres, las movidas, las de llorar (casi todas en las que salgo yo, delete, delete, juas, juas) y las que se tiran a ver qué pasa, caí en ésta de mi niña bonita. Y es que está para comérsela. Fué el pasado verano en las ruinas de la Villa de Materno en Carranque. Hacía un calor espantoso y nos había pegado el sol de lo lindo, por eso me luce esos coloretes divinos. Creo que me la voy a hacer en grande y la voy a colgar en casa. Menudo bombón mi niña.

jueves, 14 de enero de 2010

Nieve


Comencé la semana asistiendo a una de las nevadas más imponentes a las que he asistido jamás en mi Madrid del alma. Estaba todo tan bonito, tan blanco, tan frío que hasta el aire parecía de cristal. Y el silencio era denso, como si todo lo que hace ruido se hubiese quedado sepultado bajo la capa de nieve. El problema era para los conductores. Calles cortadas (la mía hasta media mañana), el Ayuntamiento al borde de la taquicardia criminal echando sal por todas partes, los soldaditos de la UME, colaborando, autobuses que no podían hacer sus recorridos... Tuve suerte y pude quedarme en casa contemplando todo con cierta sonrisilla traviesa. Para una vez que podemos ver todo así de hermoso vale la pena retrasarse en la llegada al trabajo. El frío, tan intenso, y parafraseando a mi hermana, te dejaba el cutis como el culito de un bebé. Ni botox ni leches: una buena helada matutina o vespertina y no veas como luces.