miércoles, 3 de junio de 2009

Los galeones de Rande (Primera Parte)


Siempre me pareció fascinante cuando me lo contaba el abuelo. Galeones hundidos, tesoros perdidos, una batalla a cañonazos.... Y me enseñaba, de modo casi reverencial, la acción al portador de 500 pesetas (pesetas del año 1936, una pasta gansa) del grupo financiero de Los Galeones de Vigo, que se había fundado para intentar por enésima vez la tarea de extraer el supuesto tesoro que había quedado bajo las aguas de la Bahía de San Simón y del estrecho de Rande, en Vigo. El grupo financiero tenía su sede en la madrileña calle de Martín de los Heros, 25 y su capital era de cuatro millones de pesetas. Una empresa romántica que, como todas hasta la fecha, no obtuvieron fruto alguno.

Con los años pude ir informándome acerca de lo que sucedió en Rande en el año 1702 y me siguió pareciendo fascinante. Más aún, incluso. Recuerdo que en una ocasión, siendo ya adolescente, cruzamos el impresionante puente de Rande, construido hace ya 25 años para pasar de lado a lado de la ría de Vigo, y pensé: están aquí debajo. Aquí siguen. Hasta Julio Verne se dejó llevar por la leyenda del oro perdido en el fondo de la ría, haciendo que en su novela "20.000 Leguas de Viaje Submarino" el capitán Nemo acudiese periódicamente a estas aguas para obtener las riquezas suficientes, primero para construir el Nautilus y después para su mantenimiento.

Aún hoy, en 2009 y con toda la tecnología posible, el misterio de los tesoros hundidos en Rande sigue tan vigente como hace dos siglos. Las pruebas realizadas a lo largo de los años parecen negar la posibilidad pero ¿hay algo de verdad en todo ello? ¿Es cierto que muchos de los galeones fueron hundidos con sus bodegas aún llenas de piezas de oro y plata, porque no dió tiempo a desembarcarlas?

Como la historia de aquellos galeones, de la batalla y de la leyenda del tesoro es larga, voy a rendir homenaje, salvando las enormes distancias, al genial Alejandro Dumas, que iba publicando sus novelas, como "Los Tres Mosqueteros", en los períódicos y por entregas. Así no resultará demasiado pesado ni farragoso.

El 19 de Julio de 1699 parte de Cádiz la Flota de Indias, compuesta por 19 galeones. La nave capitana era la "Jesús, María y José", al mando de Don Manuel de Velasco y Tejada, un buque construido en Pasajes como mercante para las travesías de las Indias en 1692 ó 1693. Cuentan de ella que era un buque poco velero y con defectos de construcción, pero era lo mejor que se podía encontrar por entonces, dadas las grandes carencias de la Armada a principios del XVIII. Contaba con 36 cañones de pequeño calibre y otros 4 colocados en la toldilla, aunque algunas fuentes le otorgan 44 cañones. Toda la flota entra en Veracruz a finales de septiembre de ese mismo año 1699.

Las tareas de carga de las mercancías son largas. Las crónicas cuentan que era la carga más grande y rica que venía de las Indias hasta la fecha. Además hay que tener en cuenta que lo que contenían los galeones solía ser unas diez veces superior a lo que mencionaban los registros. En esta ocasión había que añadir que la flota llevaba una escolta de navíos franceses de guerra, unos 20, que también embarcaron mercancías en sus bodegas por los que no se pagaban derechos reales ni de travesía, y que no constaban en libro alguno.

Cuando van a emprender el viaje de vuelta, España se halla inmersa en plena Guerra de Sucesión, al haber sido coronado rey Felipe de Anjou - Felipe V - tras la muerte sin descendencia del último de los Austrias, Carlos II. Deberían haber vuelto al puerto de partida, Cádiz, para que la Casa de Contratación, afincada en Sevilla, se hiciese cargo de las riquezas transportadas. Pero Cádiz se encuentra sitiada por el inglés Rooke, por lo que el desembarco allí es imposible. El capitán de la flota francesa, el conde de Chateaurenault, intenta que la Flota de Indias siga hacia el norte y desembarque en algún puerto atlántico francés, pero los mandos españoles se niegan: han de hacerlo en puerto español. Primero se pensó en llegar hasta El Ferrol, pero una escuadra anglo-holandesa, al mando de Sir Cloudesley Shavel les cerraba el paso entre Ortegal y Finisterre, por lo que la opción de Rande y San Simón les parece la más segura. Fondean el 22 de Octubre de 1702.

La bahía, para colmo de desdichas, estaba muy mal defendida. Los fuertes que la protegían, en ruinas, las baterías casi desmanteladas, las milicias escasamente pertrechadas.... Además la Casa de Contratación se negaba categoricamente al desembarco de las mercancía en Vigo, ya que aseguraba que allí no había nadie capacitado para recaudar los impuestos de la Corona. El retraso en el desembarco de los tesoros se alarga cada vez más. La burocracia, lenta y torpe como actualmente, facilita que la escuadra anglo-holandesa llegue a la ría de Vigo antes de que pueda completarse el desembarco de lo que portaban los galeones. El avistamiento de los buques enemigos hace saltar todas las alarmas entre españoles y franceses. Se dispone que los galeones españoles se refugien al fondo de la bahía de San Simón y los buques de guerra franceses se aprestan a la defensa colocándose en línea frente a la bocana de la bahía, el famoso estrecho de Rande.

La batalla está a punto de comenzar.

1 comentario:

  1. ¿Así nos vas a dejar? Con lo interesante que se pone... Venga, guapi, un besote, espero con impaciencia la siguiente entrega :)

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