El otro día, recopilando fotos del último año para borrar las hipercutres, las movidas, las de llorar (casi todas en las que salgo yo, delete, delete, juas, juas) y las que se tiran a ver qué pasa, caí en ésta de mi niña bonita. Y es que está para comérsela. Fué el pasado verano en las ruinas de la Villa de Materno en Carranque. Hacía un calor espantoso y nos había pegado el sol de lo lindo, por eso me luce esos coloretes divinos. Creo que me la voy a hacer en grande y la voy a colgar en casa. Menudo bombón mi niña.
¡GUAPAAAAAAAAAAAAAAAAAAA! Ay, si yo tuviera 18 años menos, y ella 4 más...
ResponderEliminarpues sí! menudos coloretes!! jejejeje. un besote!! ^^
ResponderEliminar