jueves, 14 de enero de 2010

Nieve


Comencé la semana asistiendo a una de las nevadas más imponentes a las que he asistido jamás en mi Madrid del alma. Estaba todo tan bonito, tan blanco, tan frío que hasta el aire parecía de cristal. Y el silencio era denso, como si todo lo que hace ruido se hubiese quedado sepultado bajo la capa de nieve. El problema era para los conductores. Calles cortadas (la mía hasta media mañana), el Ayuntamiento al borde de la taquicardia criminal echando sal por todas partes, los soldaditos de la UME, colaborando, autobuses que no podían hacer sus recorridos... Tuve suerte y pude quedarme en casa contemplando todo con cierta sonrisilla traviesa. Para una vez que podemos ver todo así de hermoso vale la pena retrasarse en la llegada al trabajo. El frío, tan intenso, y parafraseando a mi hermana, te dejaba el cutis como el culito de un bebé. Ni botox ni leches: una buena helada matutina o vespertina y no veas como luces.

2 comentarios:

  1. ooo qué bonito todo blanquito! ^^ aunque es verdad que es un poco putada para aquellos que cogen el coche o trabajan al aire libre... pero eso no nos quita de disfrutar a nosotros el blanco!! jeje un besazo!!!!!!!!!!!!

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  2. Hala qué bonitooo... Claro que la nieve es bonita hasta que la tienes que pisar, coger con las manos o caerte encima de ella cuando la geox megaguays que te acabas de comprar resbalan más de lo necesario. Hoy llovía en Barcelona y he estado a punto de caerme dos veces. Eso no pasaba con mis Golfitos Sport :)

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